Había una vez, el Abogado más exitoso de Barcelona, que tras años de mucho esfuerzo, logró comprarse una fabulosa casa con piscina en la zona alta. Contento con haber realizado un sueño vital, decidió darse un baño en su nueva piscina y …¡qué sorpresa! El fondo estaba repleto de monedas brillantes, ¡parecían de oro!
Le contaron que el anterior propietario, un afamado submarinista, había escondido allí un antiguo tesoro pirata. Para protegerlo, había hecho la piscina más profunda que cualquier otra, imposible de alcanzar sin experiencia: una forma de salvaguardar su tesoro.
El abogado, con sus gafas y tubo, se sumergía cada día con mucho afán, apenas rozando las monedas con los dedos. Hasta que un día, fruto de la casualidad y de la alineación de los astros, consiguió agarrar una moneda. Comprobó que era oro auténtico y se sintió orgulloso de su hazaña.
Las llevo al «cash-converters» y le dijeron que esas monedas tenían un valor incalculable.
Entonces llamo a una empresa de submarinistas profesionales y estos le dieron un presupuesto por sacar las monedas, serian en grupos de 5 o 10 monedas semanales (leads) y con el valor de las propias monedas podría costear los mismos trabajos de submarinismo y obtener grandes beneficios.
Pero el Abogado se volvió desconfiado. «¿Se quedaran mis monedas?», se preguntó. No quiso compartir los beneficios con nadie y decidió seguir intentando coger las monedas por su cuenta con la ayuda de su administrativo. Pero nunca volvió a conseguir otra… hasta que un día fue a la piscina y las monedas… ¡ya no estaban!
Siempre pensó que su vecino, también Abogado, había contratado a los especialistas en markerting (digo, submarinistas) y había hecho lo que él no quiso: delegar y multiplicar sus resultados.
Moraleja: A veces, intentar gestionar todo el despacho por tu cuenta te deja sin clientes ni oportunidades… mientras que confiar en expertos puede hacer que consigas todo el “botín” de tu negocio.
